detrás de la perfección

 

me salían callos de tanto limpiar,

lavaba mi cuerpo con culpa,

me volvía estatua esperando,

resplandecía para cubrir mis grietas,

me veía bella de museo

y aún así la persona que quería

no pasaba ni dos veces

por mi estación de arte,

pero la única vez que lo hizo

escupió sobre mi manos de porcelana,

rompió el vidrio en mis ojos,

hasta volverme ciega.


caminaba sin ver

cuando de pronto

me choqué con

un mar de colores,

me manchó la ropa blanca,

me caló hasta el corazón negro,

me devolvió la mirada

y desde ese momento

que jamás se la saqué de encima.

 

me hace reír con el desastre,

nos ensuciamos juntas,

jugamos hasta rompernos

y nos volvemos a encastrar mejor,

respiro sobre su pecho

sin medir cuanto ruido hago

y si salpico su ropa

con mis lagrimas de barro

ella me sigue viendo resplandecer

hasta cuando me desarmo,

ella me ama hasta cuando

no estoy posando,

ella me mira

hasta cuando yo

no estoy mirando.

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